El Aborto: una opción peligrosa para la mujer

El aborto es, ante todo, el asesinato de un inocente, pero además supone un riesgo para la mujer que se somete a él. Este riesgo que se pretende ocultar a las mujeres, muchas veces en situaciones difíciles, por quienes manipulan la información para favorecer la acción criminal.

La agencia Zenit recoge unos datos muy intersantes de concer y analizar para evitar ser engañados por la propaganda abortista.

La legalización del aborto en la mayor parte de los países del mundo ha sido considerada por muchos como un paso adelante en el reconocimiento de los derechos de la mujer. No obstante un estudio recientemente publicado por el «Elliot Institute» demuestra que el aborto es más peligroso para la salud de la mujer que la opción de seguir con el embarazo hasta el nacimiento del niño.

El documento, escrito por David C. Reardon y publicado en el «Post Abortion Review», apunta cómo con frecuencia los grupos que promueven el aborto afirman que el peligro de muerte durante el parto es mucho más elevado que el riesgo a morir a causa de un aborto. Reardon desmiente esas afirmaciones aprovechando los datos de un nuevo estudio realizado en Finlandia. La investigación se llevó a cabo bajo la dirección del departamento de análisis de estadísticas del Centro Nacional de Investigación sobre la Salud y el Bienestar.

Los investigadores analizaron los datos médicos de todas las mujeres de 15 a 45 años de edad que habían muerto entre 1987 y 1994. Dado que el sistema médico en Finlandia está nacionalizado los datos reflejan bien el panorama global del país.

Triste y asqueado con el aborto. España mata niños

El lunes 5 de julio de 2010 va a formar parte de la historia más negra, cruel y sórdida de España. Este día entró en vigor la legislación que autoriza los asesinatos de seres humanos en sus primeras semanas de vida en el feto materno, la llamada Ley de Salud Reproductiva y Sexual, -se necesita ser cínico y manipulador para utilizar el término salud en una norma que lo que hace es acabar con la vida de una persona.

En estos días en que muchos nos sentimos henchidos de orgullo patrio por el éxito de nuestros deportistas, he de decirles que yo me siento también consternado, triste, asqueado y cabreado con lo que este Gobierno despótico y bárbaro ha hecho para desproteger la Vida en nuestro país.

Como también estoy indignado por la falta de equidad y sensibilidad del Tribunal Constitucional por no decretar la paralización cautelar de una Ley cuya aplicación provoca la muerte de personas, mientras que el por contrario sí que paralizó un proyecto urbanístico como el del Cabanyal por los presuntos daños en bienes materiales como son las casas. Me pregunto: ¿Las casas son más importantes que la vida de un ser humano?

En España se ha despenalizado el asesinato, porque el aborto no es otra cosa que matar a alguien. Me produce pavor pensar en las consecuencias de esta salvajada. Miles y miles de seres humanos no van a tener la posibilidad de nacer, crecer y tener la inmensa dicha de tener una Vida. Piensen cuántos de ustedes que leen este artículo no lo estarían haciendo si sus padres hubieran decido abortar su nacimiento. Todo el mundo, incluida la ministra Aído y presidente Rodríguez Z, hemos sido, antes que nada, un ser vivo incipiente dentro del útero de nuestras madres.

Uno tiene que estar muy cegado por algo para no ver que desde el primer segundo de gestación la vida surge en el interior de una madre. No hay más que ver las imágenes de un feto para comprobar que esa semilla originaria late, siente, se mueve, percibe y está llena de vida. Ni la ideología más radical, ni la corriente de pensamiento más progresista, liberal o conservadora, ni ningún tipo de fanatismo, pueden argüir ni un motivo que justifique lo injustificable.

Para una mujer, para una madre, no hay mayor ultraje a su persona que sufrir un aborto. La naturaleza les ha dado el don de poder dar la vida. Esa condición y no otra es lo que hace a las mujeres diferentes, especiales, únicas, maravillosas. El que una mujer, con una vida en su interior, se prive de ser madre es una aberración descomunal, porque esta decisión atenta a su propia persona y la va a dejar marcada para siempre. Una vida nunca puede ser un problema, sino todo lo contrario, es motivo de esperanza, de ilusión, de fuerza, de alegría.

Los seres humanos nos creemos muy racionales y pensamos que somos los reyes de la existencia porque nuestra capacidad para pensar y distinguir entre el bien y el mal nos hace superiores al resto de animales. Pero somos «tan listos», o tan burros, que nos atacamos a nosotros mismos, nos matamos a nosotros mismos y ponemos en peligro nuestra propia existencia.